Pars Chocolates & Fine Dining

Experiencia en arte culinario

En el restaurante gourmet Pars, lo primero es explorar el sabor. Los platos de la chef Alina Jakobsmeier encuentran su acompañamiento perfecto en las creaciones de praliné hechas a mano por la fundadora del restaurante, Kristiane Kegelmann. El concepto se completa con vinos exquisitos. La maestra pastelera Kristiane Kegelmann procede de las bellas artes y fundó su visión de la experiencia artística culinaria en 2017 con un estudio en Prenzlauer Berg, donde se especializó en bombones artísticos y arte chocolatero sin aditivos artificiales ni conservantes.

El restaurante: ¡la esencia del sabor cuenta!

En 2023 fundó su propio restaurante. Aquí, un menú aparece como una obra de arte total en la que se coordinan todos y cada uno de los componentes de la experiencia gustativa. Para el operador es importante no convencer con ingredientes pretenciosos o un diseño espectacular de los platos, sino sólo con la esencia del sabor. El concepto holístico se refleja también en los ingredientes, que ilustran el gran valor que se concede a la sostenibilidad. Pars sólo utiliza ingredientes regionales y de temporada, y el contacto con los proveedores es estrecho y personal. Incluso utilizan ingredientes que ellos mismos han cosechado. 

Sin embargo, no es obligatorio un menú de varios platos: también se ofrece una amplia gama de platos para todos los amantes de la gastronomía.

El equipo de Kristiane Kegelmann también aplica altos estándares de calidad a la hora de comprar el cacao para la producción de praliné, que van más allá de la mera consideración de un sello de comercio justo.

Gastronomía de alto nivel

Las colecciones de pralinés, que cambian según la temporada, están a la venta en Pars durante el día, y todos los envases son de cartón y papel reciclables. A partir de las 18.30 horas, los visitantes pueden experimentar un viaje culinario de seis platos. Para rematar, como pre-postre o como parte del menú, hay chocolates Pars que casi parecen obras de arte escultóricas. El interior también convence con su diseño minimalista clásico y acentos artesanales como sencillos relieves de escayola que recuerdan al antiguo Café Savigny die Antike, que hizo historia en este local durante 42 años.