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Grünzug Tempelhof-Schöneberg

Generosidad berlinesa

El corredor verde de Tempelhof-Schöneberg es un buen ejemplo de la generosidad de Berlín.

Seguramente hay zonas más espectaculares. Pero lo que hace la ciudad verde tan atractiva no son solo los grandes parques y jardines, sino también pequeños nichos y parques donde se puede caminar, leer o jugar. El Bosepark fue creado en 1914 y ofrece, además de bonitos paseos y bancos, un gran parque infantil que parece como si alguien hubiera derribado y vuelto a construir la Villa Kunterbunt de Pippi Calzaslargas. El Lehnepark linda con el cementerio de la pintoresca iglesia del pueblo de Tempelhof y el antiguo parque adyacente, de casi cuatro hectáreas, se caracteriza por sus suaves pendientes y el lago Clare, elípticamente curvado. Por el Tempelhofer Damm, el corredor verde parece haber desaparecido, pero poco después del ayuntamiento reaparece como el Franckepark, dando paso a una colonia de huertos y a los baños públicos de Tempelhof. Esto no es necesariamente emocionante, pero una vez más demuestra el gran encanto de Berlín cuando se trata de pequeños descubrimientos y sorpresas lejos del centro de la ciudad y del bullicio de las grandes ciudades.