A principios de los 90, en una antigua fábrica de margarina en ruinas, se construyó el KW Institute for Contemporary Art, que en poco tiempo se ha convertido en un centro de referencia para el arte joven internacional. Este instituto no posee una colección propia, sino que está concebido como un laboratorio en el que el arte nuevo internacional puede seguir desarrollándose: exposiciones, talleres de artistas y distintos actos forman parte de la programación habitual.
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